¿Fiar o no fiar?, he aquí el gran dilema.
Leyendo un reportaje de esta semana sobre los problemas que traen las fianzas a quienes deben salir a cubrir las deudas de amigos o conocidos; me preguntaba por qué algunas personas siguen insistentemente cometiendo los mismos errores del pasado.
Me llamó poderosamente la atención la historia de una señora que no solo había fiado a un compañero de trabajo, sino a dos. A pesar de que el primero le había dejado ya como responsable de la deuda, la señora volvió a servir como fiadora de una deuda de un segundo compañero y al final ambos se fueron dejándola con la obligación de pagar las deudas por ellos.
Las fianzas, por definición son «deudas solidarias», lo cual significa que si el deudor no paga, el fiador se compromete a hacerse cargo del pago de la deuda. Cuando usted firma como fiador, usted se está comprometiendo con esa deuda. Solo que en el tanto el deudor se mantenga al día, usted no debe afrontarla; pero una vez que el deudor deje de pagarla, esa deuda es suya y usted debe honrarla por el hecho de haber firmado un documento que así lo indicaba.
Entonces, las fianzas deben verse de la manera correcta como lo que son: una deuda más. Si usted sale por fiador de otro, esta deuda también le pertenece a usted.
Teniendo esto claro, la pregunta que surge es la siguiente: ¿Debo fiar o no a otra persona?. Es normal que entre amigos, familiares o conocidos cercanos se establezcan este tipo de favores a veces casi obligados con la idea de no perder la amistad del otro. En el fondo, la mayoría de los fiadores piensan que el asunto es solamente ir y poner una firma en un papel y listo. Pero no es tan sencillo. De manera que cuando usted reciba una solicitud para ayudar a alguien de esta manera, debe contestarse al menos estas preguntas:
La respuesta a estas preguntas le darán a usted mucha claridad para aceptar la responsabilidad de ser fiador. Si usted al final decide fiar a alguien, al menos sabrá cuáles podrían ser las consecuencias y tendrá ya todo medido en caso de que deba hacerse cargo de la deuda. Igualmente, si usted decide no fiar a la persona tendrá excelentes argumentos para explicarle el porqué y de esta manera salvar la relación de amistad desde el inicio.
Espero esto le ayude a manejar con cautela este tipo de decisiones y actuar de manera responsable cuidando de sus finanzas y las de su familia.
«Con ansiedad será afligido el que fiare al extraño: Mas el que aborreciere las fianzas vivirá confiado». Proverbios 11:15
Tu amiga,